Antes de que hubiera un kame hame ha, existía una espada letal de Aban…. antes de un Super Saiyajin, existía un caballero Dragón.
No sé si recuerden, por allá en el año del 93-94 (perdón si me equivoco, el alzhéimer anda con todo) surgió una serie en la que el personaje principal tenia la voz de Bart Simpson, que hablaba de caballeros, héroes, dragones, villanos y demás contenido para una historia épica.
Me refiero a la saga de Dragon Quest “Dai no daibouken”, mejor conocida por el publico mexicano como “Las aventuras de Fly”, en mis recuerdos, de las mejores series que me toco ver en mi infancia.
La historia central se situaba en este pequeño niño llamado “Fly” que vive pacíficamente en la isla de Dermilín al lado de sus amigos “monstruos” hasta que de pronto, estos dejan de ser buenos debido a que el gran rey de las tinieblas resucita y hace que todos las bestias vuelvan a su estado de maldad natural.
Entonces la principal aventura de nuestro personaje es derrotar a este rey de las tinieblas, a su vez que domina sus técnicas, puesto que solo es un pequeño aprendiz, al lado de sus amigos y viviendo miles de aventuras.
Hablando o no objetivamente, en verdad es una muy buena serie puesto que nunca necesito de revivir incansablemente a sus personajes o hacer aparecer nuevos y nuevos villanos cada vez que creías que este seria el ultimo.
Una historia muy divertida, que por cierto es basada en una saga de videojuegos tipo RPG muy famosa en Japón.
Por cierto un dato muy curioso fue cuando a todos nos dejó impactadísimos el “final” que pasaron por tv azteca, porque fue algo así como que ya iba a empezar el mero mole y morías por ver el capítulo que seguía y Zaz! Que la vuelven a dar desde el principio!!!! Todos culpamos horriblemente a tv azteca, siendo que en realidad en Japón, la transmisión solo quedó hasta ese capítulo y luego fue cancelada por falta de presupuesto.
Gracias a Chuck Norris tuvimos la dicha de poder leer el manga que ese si esta completísimo y así pudimos saber que ocurrió con nuestro amiguito Fly :D.
Me despido dejándoles este gran recuerdo de mi infancia y si son de esas personas que les encanta revivir esos tiempos, bajen la serie y el manga, no se arrepentirán ;D.
10 cosas que no deberían hacer los médicos porque son realmente molestas:
1.- Comenzar a recetarte sin siquiera voltear a ver tu cara. Puedes ir completamente sano y decirle me duele esto y el otro y aquello y ser un hipocondriaco feliz porque ni siquiera se toman la molesta de voltearte a ver a la cara.
2.- Que se enojen porque ya te terminaron de imprimir la receta y tú le dices que tienes otro problema. Wey si ni siquiera te ven y ya están haciendo la receta a qué hora quieres que les digas que mas tienes?
3.- Que los dentistas te pregunten cosas cuando tienen el taladrito dentro de tu boca. No mames como chingados quieres que les contestes con la boca abierta? Y dijeras son preguntas de si o no, no ni madres, te empiezan a hacer todo el interrogatorio sin dejarte serrar la boca.
4.- Que te saquen algo(uña enterrada, diente, tumor, que se yo) y luego te lo enseñen. Wey ya sufrí horrible por traer esa madre, lo último en esta vida que quiero hacer es verlo, tíralo a la chingada y ya.
5.- Que te digan no te voy a poner anestesia al cabo casi no duele. NO ES CIERTO, siempre duele más que la V.
6.- Que empiecen a maldecir mientras te están realizando un procedimiento. Eso no da absolutamente nada de confianza.
7.- Que se crean los putos reyes del universo y que saben mas que todos solo por ser médicos.
8.- Que se pongan y se hagan llamar doctores. El día que me enseñen su puto doctorado les diré doctores.
9.- Que te digan te duele?. Después de haber gritado como loca poseída por todo el hospital (Gracias Ivon).
10.- Que te zorreen o tiren el rollo cuando estás en consulta. Weeee no pueden escoger un puto peor momento eso es seguro (Gracias Brendo).
Y una de pilon:
11.- que las/los enfermeras/os no te encuentren la vena. Deberían vetarlos de los hospitales por eso.
Ohhh los tenis con lucecitas, pocas cosas hay en este mundo que un niño haya querido mas tener que unos tenis con lucecitas, y si no tuviste unos, lo siento pero no tuviste infancia.
Esos maravillosos tenis los cuales encendían una pequeña luz al pisar o al golpear con algo, eran el sueño de cualquier niño, te hacía sentir el mas cool y el mas chingon incluso si el resto del teni estaba culerisimo, incomodo y demás, pero tenia lucecitas. Te sentías dispuesto a entrar a los sitios más oscuros iluminando todo a tu paso, incluso te sentías una clase de superhéroe al traerlos.
Una de las cosas que todo niño hacia al tener tenis con lucecitas eran:
1) Llegar con quien llegaras diciéndole ira ira ira!!!, prenden ira!!!, y empezabas a pisarle fuerte para que todos vieran que tus tenis prendían las lucecitas.
2) Ir brincando todo el tiempo creyendo que mientras más alto brincabas mas fuerte prenderían las luces.
3) apagar todas las luces de tu cuarto y empezar a caminar para que brillaran.
4) llorar hasta el cansancio por que tus tenis después de un mes ya no prendían más, aun así la próxima vez que te iban a comprar tenis pedias unos de esos.
No hay duda de que el vato que los invento se la rifo porque aun hoy esos tenis con lucecitas se siguen usando.
Para revivir el blog, inicié una nueva sección: Juegos oscuros.
No se trata de juegos diabólicos (al menos no ahora), no se preocupen. Sólo haré revisiones de videojuegos, que a mi parecer, tienen más de un detalle escabroso que los hace merecedores de atención. Aunque sea sólo por saberlo, allá ustedes si quieren jugarlo.
Iniciamos con el mítico y para muchos sobreevaluado remake de las arcadias para el sistema casero NES, hace ya algunos ayeres: Paperboy.
Un empleo nada infantil
Quizás hayan escuchado antes sobre este juego mítico y lleno de detalles violentos, sanguinarios, mortales e incluso inverosímiles. ¿De qué trata? Pues de conducir a un chico ciclista cuyo objetivo es entregar día a día el periódico Daily Sun a los clientes suscritos del vecindario.
Inicias el juego un día lunes (hablo del primer escenario, no creas que no puedes jugar en cualquier momento) y en un mapa supercutre de las dos cuadras a donde vas a entregar, te dicen cuales son las diez casas a las que entregarás.
Por suerte nuestro personaje tiene un brazo envidiable por cualquier beisbolista, por lo que tienes que usar esa habilidad, mezclada con puntería, para atinarle a los buzones o a las puertas de las casas (si le atinas al buzón te dan más puntos). Lo malo es que el personaje pedalea sin cesar y la pantalla se recorre sin detenerse, de tal manera que es imposible hacer una reversa, así como el estúpido escenario 1-4 de Mario Bros. 3 que casi todo mundo prefiere evitar. Verás en las cuadras casas de dos colores: o son moradas o son blancas. Dado que estos vecinos no se complican la vida: a quienes tienes que entregar el periódico es en las casas blancas. Las casas moradas no están suscritas así que si tienes periódicos de sobra puedes darte el gusto de romperle una o dos ventanas.
¿Pero así de fácil es el juego que sólo tienes que lanzar los periódicos a los buzones correctos? Claro que no. Como en cualquier día de un paperboy promedio, hay dificultades. Se te puedes atravesar varias cosas en tu trayecto cotidiano: desde un carro de control remoto que anda sin control (por más contradictorio que parezca) hasta la mismísima muerte. En serio, no es broma. La muerte viene dispuesta a estorbarte la banqueta y hacer que renuncies a tu trabajo.
¿Ésas cosas frente a la casa son lápidas?
Otros de los obstáculos son un niño inconsciente que sale a pasear de su patio a la calle en su triciclo sin ver hacia los lados, un carro rojo que sale en la calle y su claxon anuncia una muerte inmediata, un patineto imberbe que se cree el rey del camellón, una doña que sale de las casas y te corretea amenazándote con algo en mano (yo pienso que es un cuchillo), un perro rabioso, un hombre (parece) trabajando (realizando vaivenes de dudoso objetivo) con un taladro en la banqueta, un breakdancer que parece un hombre que no se puede poner los pantalones porque no le cierran y de alguna manera tiene que usar una postura de pies-arriba, niños que salen corriendo y desastres naturales como remolinos que no tienen nada mejor que hacer que sabotearle la chamba a un chico entregaperiódicos.
El taladrista a todo lo que da
Cuando acabas la primera cuadra, tienes que cruzar la calle por donde parece pasar sólo motos choppers que tienes que evadir y cuando pasas la segunda calle ya has terminado el escenario. Entonces inicia un tipo de Bonus Stage cuyo objetivo (como en la mayoría de los juegos de la época) es hacer el mayor puntaje posible. Para eso tienes que derrumbar todos los artilugios que te aparezcan dispersos. Y ¡¡tadá!! Llegas a unas gradas donde unos chicos parecían esperándote (uno parece que no tiene cabeza) y nuestro personaje celebra quitándose la gorra. Si consigues un Perfect (si le atinas a todos los buzones) te ganarás más suscriptores el día siguiente. Por otro lado, los vecinos ardidos que no se enteraron de las noticias de hoy, te cancelarán la suscripción y pintarán su casa de morado como protesta (yo les rompo las ventanas). El resto de los días se trata de lo mismo, pero cada vez los obstáculos se vuelven más obstinados.
Uno de los detalles de la dificultad del juego radica en que sólo tienes cuatro vidas (¿por qué no tres o cinco como los juegos normales?) y de ninguna manera puedes obtener vidas (si alguien sabe como hacerlo, díganme por favor). Se trata de superarte a ti mismo o a tus colegas, a ver quien llega más lejos en la semana, y cuando haces muchos puntos, siéntete orgulloso de poner tus iniciales en el Top 10. Sin embargo, da igual. No importa que aunque terminar este juego sea toda una proeza que debería ponerse con orgullo en el curriculum vitae, de nada sirve poner tus iniciales; porque al resetaer el juego te das cuenta que los datos no se guardaron. Amo el Zelda de NES.
