jueves, 3 de marzo de 2011

Juegos oscuros: Paperboy


Para revivir el blog, inicié una nueva sección: Juegos oscuros.

No se trata de juegos diabólicos (al menos no ahora), no se preocupen. Sólo haré revisiones de videojuegos, que a mi parecer, tienen más de un detalle escabroso que los hace merecedores de atención. Aunque sea sólo por saberlo, allá ustedes si quieren jugarlo.

Iniciamos con el mítico y para muchos sobreevaluado remake de las arcadias para el sistema casero NES, hace ya algunos ayeres: Paperboy.




Un empleo nada infantil

Quizás hayan escuchado antes sobre este juego mítico y lleno de detalles violentos, sanguinarios, mortales e incluso inverosímiles. ¿De qué trata? Pues de conducir a un chico ciclista cuyo objetivo es entregar día a día el periódico Daily Sun a los clientes suscritos del vecindario.

Inicias el juego un día lunes (hablo del primer escenario, no creas que no puedes jugar en cualquier momento) y en un mapa supercutre de las dos cuadras a donde vas a entregar, te dicen cuales son las diez casas a las que entregarás.


Por suerte nuestro personaje tiene un brazo envidiable por cualquier beisbolista, por lo que tienes que usar esa habilidad, mezclada con puntería, para atinarle a los buzones o a las puertas de las casas (si le atinas al buzón te dan más puntos). Lo malo es que el personaje pedalea sin cesar y la pantalla se recorre sin detenerse, de tal manera que es imposible hacer una reversa, así como el estúpido escenario 1-4 de Mario Bros. 3 que casi todo mundo prefiere evitar. Verás en las cuadras casas de dos colores: o son moradas o son blancas. Dado que estos vecinos no se complican la vida: a quienes tienes que entregar el periódico es en las casas blancas. Las casas moradas no están suscritas así que si tienes periódicos de sobra puedes darte el gusto de romperle una o dos ventanas.


¿Pero así de fácil es el juego que sólo tienes que lanzar los periódicos a los buzones correctos? Claro que no. Como en cualquier día de un paperboy promedio, hay dificultades. Se te puedes atravesar varias cosas en tu trayecto cotidiano: desde un carro de control remoto que anda sin control (por más contradictorio que parezca) hasta la mismísima muerte. En serio, no es broma. La muerte viene dispuesta a estorbarte la banqueta y hacer que renuncies a tu trabajo.


¿Ésas cosas frente a la casa son lápidas?


Otros de los obstáculos son un niño inconsciente que sale a pasear de su patio a la calle en su triciclo sin ver hacia los lados, un carro rojo que sale en la calle y su claxon anuncia una muerte inmediata, un patineto imberbe que se cree el rey del camellón, una doña que sale de las casas y te corretea amenazándote con algo en mano (yo pienso que es un cuchillo), un perro rabioso, un hombre (parece) trabajando (realizando vaivenes de dudoso objetivo) con un taladro en la banqueta, un breakdancer que parece un hombre que no se puede poner los pantalones porque no le cierran y de alguna manera tiene que usar una postura de pies-arriba, niños que salen corriendo y desastres naturales como remolinos que no tienen nada mejor que hacer que sabotearle la chamba a un chico entregaperiódicos.


El taladrista a todo lo que da


Cuando acabas la primera cuadra, tienes que cruzar la calle por donde parece pasar sólo motos choppers que tienes que evadir y cuando pasas la segunda calle ya has terminado el escenario. Entonces inicia un tipo de Bonus Stage cuyo objetivo (como en la mayoría de los juegos de la época) es hacer el mayor puntaje posible. Para eso tienes que derrumbar todos los artilugios que te aparezcan dispersos. Y ¡¡tadá!! Llegas a unas gradas donde unos chicos parecían esperándote (uno parece que no tiene cabeza) y nuestro personaje celebra quitándose la gorra. Si consigues un Perfect (si le atinas a todos los buzones) te ganarás más suscriptores el día siguiente. Por otro lado, los vecinos ardidos que no se enteraron de las noticias de hoy, te cancelarán la suscripción y pintarán su casa de morado como protesta (yo les rompo las ventanas). El resto de los días se trata de lo mismo, pero cada vez los obstáculos se vuelven más obstinados.


Uno de los detalles de la dificultad del juego radica en que sólo tienes cuatro vidas (¿por qué no tres o cinco como los juegos normales?) y de ninguna manera puedes obtener vidas (si alguien sabe como hacerlo, díganme por favor). Se trata de superarte a ti mismo o a tus colegas, a ver quien llega más lejos en la semana, y cuando haces muchos puntos, siéntete orgulloso de poner tus iniciales en el Top 10. Sin embargo, da igual. No importa que aunque terminar este juego sea toda una proeza que debería ponerse con orgullo en el curriculum vitae, de nada sirve poner tus iniciales; porque al resetaer el juego te das cuenta que los datos no se guardaron. Amo el Zelda de NES.

Joey S. G.

2 comentarios:

  1. a la vvvvvvvvvvvvvv yo lo jugue ese, que tiempos aquellos, o nostlagia.

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  2. lo baje para el ipod pero no es lo mismo sin el control de nintendo

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